
El valor de un libro está sometido al reconocimiento individual y el uso personal de cada lector. Si al leer un libro te identificas con el, ese es para ti un buen libro.
Los libros son instrumentos, que si damos buen uso de ellos, nos proporcionan la inspiración necesaria para alumbrar los días oscuros de nuestra vida.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la persona de George Stefek. Éste se encontraba convaleciente en un hospital de Illinoils. Allí descubrió por casualidad el valor del tiempo que se dedica a la reflexión. Desde el punto de vista económico... se encontraba sin un centavo. Durante su convalecencia, George disponía de mucho tiempo. No podía hacer otra cosa como no fuera leer y pensar. Leyó el libro, "Piense y hágase rico". Y estubo dispuesto a actuar.
Se le ocurrió una idea. George sabía que muchas lavanderías doblaban las camisas recién planchadas sobre unas tablas de cartón para que quedaran lisas y sin arrugas. Escribiendo algunas cartas, se enteró de que aquellos cartones de camisas les costaban a las lavanderías cuatro dólares el millar. Su idea consistió en vender los cartones a un dolar el millar; no obstante, cada cartón llevaría un anuncio. Como es natural, los anunciantes pagarían el espacio y George obtendría un beneficio.
George tubo una idea y trató de ponerla en practica.
¡Al salir del hospital, entró en acción!
Puesto que era un novato en el sector de la publicidad, tropezó con problemas. Pero al final, consiguió desarrollar unas afortunadas técnicas de venta mediante lo que otros llamaban "método de tanteo" y nosotros llamamos "método de éxito".
George siguió la costumbre que había adquirido en el hospital y que consistía en pensar, reflexionar y planificar cada día.
A pesar de que su negocio estaba prosperando rápidamente, George decidió incrementar sus ventas, mejorando la eficacia de su servicio. Los cartones de las camisas cuando se retiraban, no eran conservados por los clientes de las lavanderías.
Ahora se hizo una pregunta: "¡Como podría lograr que las familias se quedaran con los cartones de las camisas en los que figuraban los anuncios?". Se le ocurrió la solución.
¿Que hizo?. En uno de los lados del cartón siguió imprimiendo un anuncio en blanco y negro o bien en color. En la otra cara añadió una novedad: un interesante juego para los niños, una receta para el ama de casa o un provocador crucigrama para toda la familia. george nos refiere el caso de un marido que se lamentaba de que su cuenta de la lavandería había subido de forma repentina inexplicablemente. ¡Entonces descubrió que su mujer mandaba las camisas a la lavandería que el hubiera podido llevar aún otro día, simplemente para poder reunir mayor número de recetas!.
Pero George no se detuvo aquí. Era ambicioso. Quería ampliar todavía más su negocio. Una vez más, George Stefek entregó todos los dólares que por cada mil cartones recibía de las lavanderías, al Instituto Americano del Lavado. El Instituto a su vez recomendó que cada miembro utilizara para sí mismo y para su gremio exclusivamente los cartones de camisa Geroge Stefek.
Y, de este modo, George hizo otro importante descubrimiento: cuanto más se da lo que es bueno y deseable... ¡tanto más se recibe!.
Una sección de reflexión cuidadosamente planificada le reportó a George Stefek mucho dinero, tras haber descubierto que, para poder atraer con éxito la riqueza, es esencial dedicar algún tiempo a la reflexión.
Las mejores ideas se nos ocurren cuando nos hallamos en silencio. No cometa el error de creer que, por el hecho de moverse frenéticamente de un lado para otro, es usted más eficaz y eficiente. No suponga que pierde el tiempo cuando lo dedica a pensar. La reflexión es la base sobre la que el hombre construye todo lo demás.
Fuente: "La actitud mental positiva,un camino hacia el éxito" (Napoleón Hill, W. Clement Stone)
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