

Quizás el sexo sea la actividad que más culpa produce en nuestra sociedad. Los padres engendran culpa en los niños por los hechos o pensamientos relacionados con el sexo. Y los adultos no se sienten menos culpables en asuntos de sexo. La gente se introduce subrepticiamente en las salas donde se proyectan películas pornográficas para que los demás no vean lo depravados que son. Mucha gente no quieren reconocer que disfrutan con ciertas practicas sexuales como el sexo oral y se sienten culpables solo de pensar en ello. Las fantasías sexuales son también productoras muy eficientes de culpa. Muchas personas se sienten incomodas por tener tales pensamientos y niegan su existencia en privado, o incluso en sus sesiones de terapia. En efecto si yo tuviese que localizar un centro para la culpabilidad en el cuerpo humano, lo pondría en el sexo.
Libro: sexo sin culpa.
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